Una marca del pontificado del Papa Francisco son las reformas liberales inclusivas que busca implementar dentro de la Iglesia Católica, como dar un rol más importante a las mujeres dentro de la iglesia. Expertos en temas religiosos destacan el intento de Francisco por modernizar la Iglesia y abordar temas como el tratamiento de los inmigrantes y conflictos globales, que le hacen chocar con figuras religiosas y políticas más conservadoras.
Francisco defiende una Iglesia abierta a ‘todos’ y multiplicó los gestos hacia los divorciados que se volvieron a casar y hacia los fieles LGTBTIQ. A finales de 2023, autorizó las bendiciones de las parejas del mismo sexo, una decisión que provocó el rechazo de sectores conservadores en África y Estados Unidos. Desde la isla italiana de Lampedusa al campamento griego de Lesbos, el pontífice argentino defendió a los migrantes y pidió que sean acogidos sin distinción, ya que huyen de la guerra y la miseria.
Un sínodo para modificar la iglesia
Para consolidar cambios más profundos, el papa convocó a un Sínodo —una reunión de obispos— sobre el trabajo sinodal, un proceso que el Vaticano explicó con la frase ‘trabajar juntos’. En 2021, el Vaticano arrancó el proceso con iglesias locales de todo el mundo que respondieron una serie de preguntas para elaborar informes nacionales y, luego, continentales. En teoría, estos informes presentan una síntesis de los temas que los fieles de a pie consideran vitales. Una innovación que algunos consideran trascendental es que Francisco invitó a los laicos, incluidas mujeres, a participar y votar en la reunión. En total, 365 personas tuvieron derecho a voto en el sínodo y alrededor del 75% de ellas fueron obispos. Cincuenta y cuatro mujeres tuvieron derecho a voto.
Francisco seleccionó de entre 140 candidatos destacados a los 70 laicos que participan activamente en iglesias locales y fueron presentados a su consideración. El sínodo abordó varios temas tabú para la iglesia católica y podía producir reformas importantes. Pero el documento final del encuentro dejó abiertos varios temas como la ordenación de las mujeres como diaconisas o cómo acoger a los fieles LGTB, que se sometieron a varios grupos de trabajo. ‘Esta reflexión debe continuar’, señala el documento final aprobado por el papa Francisco, tras un mes de debates. Si bien ‘las mujeres y los hombres tienen una dignidad igual como miembros del pueblo de Dios’, ‘las mujeres siguen topándose con obstáculos para obtener un mayor reconocimiento’ de su papel, recoge el documento, de 51 páginas.
Como en el caso de los curas, y al contrario de lo que ocurre en otras confesiones, la iglesia católica solo autoriza que los hombres puedan tener el cargo de diácono, un ministerio que permite celebrar bautizos, bodas y funerales, pero no oficiar misa. ‘No hay ninguna razón ni ningún obstáculo que pueda impedir que las mujeres ejerzan roles de dirección en la Iglesia’, señala el documento. Sin embargo, no precisa cuáles podrían ser esos roles. Tampoco aborda la posibilidad de ordenar a mujeres sacerdotes, algo que muchas asociaciones reclaman, sobre todo en Europa y en América del Norte.