El éxito de “Terminator 2: Judgment Day” de James Cameron, que lanzó la franquicia a nuevas alturas, ha dejado a muchos fanáticos cuestionando la lógica de la película. Aunque la secuela introdujo al innovador T-1000, un androide compuesto completamente de metal líquido, su capacidad para viajar en el tiempo plantea dudas, ya que contradice una regla establecida en la primera entrega.
En “Terminator”, el personaje de Kyle Reese explica que solo los seres con tejido vivo pueden realizar viajes temporales, lo que justifica la existencia de la piel orgánica del T-800. Sin embargo, el T-1000, carente de dicha materia, logra trasladarse al pasado sin una explicación clara, un agujero en la narrativa que ha dejado perplejos a seguidores de la saga.