Por : Martha Berra
En días pasados me preguntaron que de quién era la culpa de la situación tan precaria que estamos viviendo en el país en materia de seguridad, de salud y de obra pública, solo por mencionar algunos.
La pregunta me dejó pensando y al tiempo respondí “es culpa del gobierno”; la persona que me cuestionó me dijo “no, la culpa es de nosotros, de los ciudadanos”.
Evidentemente cuestioné su respuesta, ¿cómo que culpa de los ciudadanos? Si lo que queremos todos es por lo menos la seguridad de que saliendo de casa, vamos a regresar vivos, sin heridas de bala, asaltados o ensangrentados, por lo menos con la garantía de sentirnos un tanto cuidados y un tanto atendidos; al menos un tanto más de lo que hoy penosamente es la realidad.
Analizando la respuesta de que la culpa es nuestra, la verdad es que sí y esa radica en cambiar la voz por el voto, ya cada quien entenderá si eso aplica en una pensión, en una torta y un frutsi o en algún cargo.
El fin de semana pasado, Puebla no dejó de ser nota nacional por dos tristes razones: la inseguridad y la postergación de la inauguración del hospital de San Alejandro.
El terror social se hizo presente con el asalto y asesinato de un hombre estadounidense en Plaza Solesta, cuyo pecado fue portar un reloj de alta gama, de esos que les gustan a los amantes de lo ajeno, a las ratas de dos patas, mismo que le fue arrebatado junto con su vida y con ella, la de toda una familia que hoy busca justicia.
¡Pero ahí no para la cosa!, la situación siempre puede ser peor cuando se cree que ya no lo puede estar más. Para muestra el arranque de esta semana que como buen lunes pensamos que iniciaríamos de la mejor manera, al menos de entre lo malo, el intento de algo bueno, pero no, otra vez se inicia la semana con actos de violencia, lo peor creo, es empezar a normalizarla, ahí sí que estamos perdidos.
Si hay algo que le puede a las personas que todos los días salen a trabajar para subsistir, es no tener seguridad y salud para sus familias y ya no hablemos de un servicio de salud como en Dinamarca, hablemos de servicios básicos, esos en los que al menos no te tuercen la boca cada que vas a sacar cita o a refrendar receta médica y que cuando la renueves si haya medicamento.
Pero les repito, cuando creemos que ya no podemos estar peor, algo pasa, como pasó en Puebla y es que además de la inseguridad nos salieron que con otra vez no se inaugurará San Alejandro en la fecha que habían quedado.
Zoé Robledo, el hombre de las falacias, que afortunadamente ya se va, le queda mucho a deber a los poblanos, el responsable de unir al IMSS con la Secretaría de Salud para hacer el ineficiente “IMSS-Bienestar”, no pudo con San Alejandro, era evidente que no iba a poder con todo un país que sufre y carece de salud, de suministros, de personal, de infraestructura, en fin…
Así que hoy tenemos un Hospital de San José, otro en La Margarita, que trabajan a marchas forzadas, que ya no se dan abasto, que reciben enfermos diario, para verlos morir y muy pocos para verlos salir avantes de la enfermedad o de las circunstancias, lo que los mate primero.
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