Por: Martha Berra
Desde el Gobierno Federal, se han implementado rigurosas medidas, como los operativos al interior de los Centros de Readaptación Social, esto para inhibir la corrupción que impera desde afuera, con los líderes de peligrosas bandas delincuenciales para evitar que mantengan el control de las cárceles, como generalmente ocurre.
Para entender un poco el contexto de los cambios de los mandos penitenciarios, hay que saber que cuando cambian a los directores de las cárceles, también lo hacen los líderes criminales. Esto porque la rotación de los directivos de un penal, desestabiliza la corrupción que les permite tener poder y control sobre los reclusos.
Por este motivo resultan comprensibles los operativos por parte de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) en el estado de Puebla al interior de las cárceles, destacando principalmente el de Puebla, Tehuacán, Tepexi de Rodríguez, Huauchinango y Huejotzingo.
El reacomodo de los mandos de una prisión, repercuten en el mismo sentido en el crimen organizado, ya que esto puede generar conflictos y violencia dentro de la prisión, porque los nuevos líderes luchan por el control; es la guerra del más fuerte.
Tan solo del 23 de julio al 20 de septiembre de este año, la Secretaría de Seguridad Pública ha realizado siete operativos de revisión en el centro penitenciario de Puebla, mejor conocido como San Miguel, en el que no solo participan autoridades municipales, sino también federales, lo mismo ocurre en el resto del estado y en general en el país.
En el penal de Tehuacán, hace apenas unos días, fue destituido el director, Gerardo de la Fuente, para finalmente tomar el control el gobierno estatal, esto gracias a los señalamientos directos de corrupción y la falta de control del penal.
Aunado a que el alcalde del segundo municipio más importante del estado, Alejandro Barroso, tampoco tiene control sobre la seguridad de la demarcación, lo que se traduce en ingobernabilidad por donde lo queramos ver, así que no resultaría extraño que el gobierno de Alejandro Armenta Mier, no solo tome control del penal, sino de su Secretaría de Seguridad y de todo el ayuntamiento.
Lo peor de la situación es que esto no es nuevo, pues en los últimos ocho años el penal de Tehuacán ha cambiado 11 veces de director, el último, no alcanzó a cumplir ni el año en el puesto.
Para el caso de Puebla, el famoso y más grande penal del estado, el Centro de Readaptación Social de San Miguel, la situación no cambia mucho y es por muchas razones, más complicado.
Basta recordar a “El Pueblito”, lugar en su interior que servía para encuentros íntimos, con restaurantes, farmacias, tiendas de abarrotes y hasta gimnasios, que finalmente solo confirmó lo evidente: la corrupción que se vive y quiénes lo controlan.
En este tenor, también fue removido Guillermo Jesús Serna Rivera, anterior titular, para dar entrada, desde el pasado 1 de septiembre a Jorge Ortiz Delgadillo, originario de Veracruz exjurídico de Tránsito y exsecretario del Ayuntamiento de ese mismo territorio, que si bien trae currículum con experiencia jurídica, ya veremos si le alcanza para hacer frente a todas las anomalías que hay al interior.
Al que parece que no le va a alcanzar es al también nuevo titular del penal de Tepexi de Rodríguez, del que poco se sabe y que a casi dos meses de asumir el cargo, ya es objeto de evaluaciones y denuncias hacia su desempeño, empezando por el amotinamiento de los internos este domingo quienes aseguran que el personal de guardia y custodia está coludido con un grupo de extorsionadores, situación que no es anómala y tampoco sorprendente.
Huauchinango y Huejotzingo son otros casos de corrupción, que al igual que los ya mencionados, durante las inspecciones han encontrado teléfonos celulares con acceso a redes sociales, armas, dinero, drogas y los recipientes y materiales para elaborarlas, con lo que se confirma que los mismos reos operan laboratorios improvisados dentro de sus celdas para la fabricación de estas sustancias, que son comercializadas dentro y fuera de las prisiones.
Es evidente que guardias de seguridad, personal administrativo y altos mandos de los Ceresos tienen contacto con los delincuentes que envían mensajes a través de las ejecuciones, los desmembrados, las narco mantas y todo lo que vemos en la nota roja de prácticamente todos los medios de comunicación, ese no es un secreto, así como tampoco lo es que deben de “pactar” para lograr que se transite de la mejor manera posible, empezando por la paz social, esa que ya perdimos hace tiempo y que parece, está lejana en retornar.
Los operativos y cateos al interior de los penales van a continuar, los cambios de personal también, sin embargo, más allá de quién llega o quién se va, las autoridades tendrían que implementar una regla, que consista en evaluar a los perfiles antes de colocarlos y no al revés.
De lo contrario se tendrán los mismos resultados, porque el sistema, este cáncer que ha hecho metástasis al interior de las prisiones, no se resuelve con el cambio de quien lo dirige, tendría que erradicarse desde cero y eso incluye a toda una organización criminal que opera desde adentro bajo la protección de un nombramiento.