Ozair Viveros
A unos metros de Sendela, de la Estrella de Puebla, del centro comercial Angelópolis y de restaurantes y bares que se ubican en la zona, una construcción que está a punto de concluirse ha llamado la atención de propios y extraños: se trata de un motel.
Más allá de la animadversión popular, estos establecimientos tienen una historia ligada al desarrollo vial y representan un actor económico relevante para cualquier ciudad. El término es una contracción de “Motor-Hotel”, y su propósito, cuando surgieron en Estados Unidos, era el de ofrecer alojamiento seguro para los automovilistas que viajaban largas distancias.
Pero muchos evolucionaron para cumplir con una necesidad distinta: el alojamiento de corta duración y con máxima discreción, convirtiéndose en los alojamientos con entrada y garaje privado que hoy caracterizan al motel moderno, no solo en Puebla o México, sino en varios países.
Esta especialización en la privacidad, si bien es el origen del estigma, es la base de su modelo de negocio actual.
El motel en construcción se ubica en la calle Hermanos Serdán, a unos metros de Osa Mayor, en la colonia San Miguel La Rosa, y es propiedad de un grupo de empresarios poblanos de apellidos Rivas y Guerra, quienes han invertido en Puebla durante casi ocho décadas. Para este nuevo motel, han sido entre 30 y 40 millones de pesos.
Fuentes cercanas al ramo, explicaron para A Tiempo Noticias, que el costo solo por habitación, es de más de un millón de pesos, dependiendo de la calidad del mobiliario y de los acabados.
Este grupo de inversores es dueño además de otros moteles y hoteles ubicados en el Centro Histórico (Hotel Teresita), San Francisco Totimehuacán (motel San Carlos), la carretera federal Puebla-Atlixco (motel Villa de las Flores); hoteles Único; los moteles ubicados en la colonia La Paz, y recientemente el Motel Moon, construido junto a Plaza Explanada, en el Periférico.
Por su parte, el Ayuntamiento de Puebla confirmó que el inmueble en San Miguel La Rosa cuenta con todos los permisos correspondientes, el de uso de suelo, el de construcción y una vez terminado, contará con la licencia de funcionamiento como motel-restaurante-bar.
Cabe mencionar que los permisos con los que cuenta este y cualquier otro motel, son exactamente los mismos que un hotel, y también los hay en la zona.
A pesar del juicio social, pero sobre todo de los prejuicios y la doble moral, la industria de los moteles es un componente significativo de la economía local.
Requieren personal para administración, limpieza, mantenimiento y servicio, generando puestos de trabajo que en muchos casos, operan 24 horas al día, es decir, son generadores de empleo para 10 o hasta 12 personas, que son las que laboran en este tipo de lugares.
Y además del pago de licencias, permisos, construcción y mobiliario, que impulsa el valor y el desarrollo comercial de sus alrededores, como cualquier negocio formal; contribuyen a las arcas municipales y nacionales.
El nombre todavía se desconoce, sin embargo, ha causado expectativa. Los vecinos de la zona no lo ven mal y quienes frecuentan los establecimientos que van desde restaurantes hasta bares, menos.
Se trata de un lugar que generará fuentes de empleo, que representa inversión para la ciudad de Puebla y que se suma a la ya de por sí extensa oferta que según la Asociación Poblana de Hoteles y Moteles, se calcula que hay alrededor de 68 moteles concentrados en la capital de Puebla y la zona conurbada.