En diversas regiones del país, menores de entre 6 y 8 años están siendo incorporados por grupos delictivos, un fenómeno que refleja la ausencia del Estado en comunidades donde las armas sustituyen a las escuelas. La situación, según especialistas, evidencia una crisis social marcada por la pobreza, la desintegración familiar y la falta de oportunidades.
El psicólogo Montiel Abonilla señala que el reclutamiento infantil tiene raíces en el abandono estructural y en la normalización de la violencia, donde los niños encuentran en el crimen organizado una forma de pertenencia y supervivencia. Advierte que la atención integral, educativa y comunitaria es urgente para frenar este ciclo que vulnera generaciones enteras.