Alfonso González
Quién iba a pensar que la administración de Luis Miguel Barbosa Huerta en Puebla podría resultar una de las gestiones más corruptas, falsas y engañosas en la historia de Puebla.
Y eso que fue el primer gobierno de izquierda y de la 4T en la entidad.
Vaya decepción para los barbosistas en activo que aún sobreviven, pero sobre todo para los morenistas poblanos.
Porque del barbosismo aún son varios los que presumen hacer política, disque gracias a su gran experiencia.
Cuando íbamos a imaginar que el asqueroso y fraudulento caso del Banco Accendo podría derivar en sanciones millonarias e inimaginables, y en una de esas hasta penales, contra una de las subordinadas favoritas del ex mandatario, María Teresa Castro Corro.
Y es que casualmente la ex titular de Finanzas tuvo a bien invertir 640 millones de pesos, del dinero de los poblanos, en una institución que estaba a punto de quebrar.
Si que nos salió abusadilla la muchacha, y bien pillín el exmandatario.
La pregunta es: ¿Cuántos barbosistas más estarán involucrados en aquel desfalco y en otras triquiñuelas?
Porque además de Teresa Castro, ya también cayó el ex subsecretario de Egresos, José Enrique Girón Zenil, a quien la Sala Especializada en materia de Responsabilidades Administrativas del Tribunal de Justicia Administrativa sancionó con 242 millones de pesos e inhabilitó con 15 años para ejercer cualquier cargo público.
Dicen que esto apenas es el principio, pues nadie olvida que el gobernador Armenta fue maltratado y vapuleado por los pulcros y santones barbosistas de sobremanera, sin rubor ni pudor alguno.
Y es que hay cosas que no se olvidan.
Me pregunto qué tendrá que decir la viuda de Barbosa, la hoy diputada federal María del Rosario Orozco Caballero, quien sigue guardando un silencio cómplice y sepulcral sobre el Banco Accendo.
¿O a poco va salir a decir que ella no sabía nada?
No hay duda que el barbosismo está en crisis y vive uno de sus peores momentos. Aunque en realidad nunca haya tenido uno bueno.
Porque los barbosistas con cargo, hoy por hoy, niegan haber tenido cercanía y lazos de amistad con Miguel Barbosa, quien se atrevió a pelear hasta con el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a quien incluso criticó y retó cuantas veces quiso.
¿Qué tendrán que decir esos barbosistas de hueso colorado sobre el caso Accendo, como los diputados Julio Huerta Gómez y Andrés Villegas Mendoza, ex colaboradores muy cercanos al ex mandatario?
¿También nos van a salir con su batea de babas de que ellos tampoco sabían?
Y eso que eran de los que más presumían la supuesta pulcritud del gobierno barbosista.
Por cierto, nadie va a olvidar que Andrés Villegas, como presidente del Consejo Estatal de Morena, perfiló a su par Julio Huerta como el ganador de la contienda interna en su partido para convertirlo en candidato al gobierno de Puebla.
Villegas bien que sabe su pecado.
Me pregunto ¿qué tendría que decir Eric Cotoñeto Carmona del corrupto gobierno de su exjefe?
Es más, sería bueno que Verónica Vélez Macuil opinara o dijera algo de la administración que controló de algún modo y de la que formó parte, ya que era de las más cercanas a Barbosa.
Incluso el ahora áspero y disque muy crítico, el ex auditor y barbosista arrepentido, Francisco Romero Serrano, quien ahora resulta que es una blanca paloma, pero quien contribuyó a sostener en algún momento la negra administración barbosista.
¿Qué no se encargó de apretar y mensajear a los ediles que tenían observaciones en sus cuentas públicas, para que solventaran sus pendientes bajo el esquema del entonces gobernador?
¿A poco no hizo lo mismo en la BUAP con el polémico caso de Lobos y el pleito entre Barbosa y el entonces rector, Alfonso Esparza Ortiz?
Y la lista de barbosistas arrepentidos, quienes tiemblan ahora por las cuentas pendientes que indaga la autoridad, es muy larga.
Una más es Amanda Gómez Nava, ex titular de la Función Pública y ex auditora; Sergio de la Luz Vergara Berdejo, extitular de Cultura y quien está en la tablita por el fraude de los chips; Melitón Lozano Pérez, ex titulares de la SEP; Ricardo Velázquez Cruz, ex Consejero Jurídico; el malogrado Gabriel Biestro Medinilla, titular del Trabajo; Omar Álvarez Arronte, titular de Movilidad; el secretario de Salud, José Antonio Martínez García, entre muchos otros.
Y a esta lista podríamos incluir a colegas periodistas y columnistas, adictos al barbosismo, quienes se sintieron Dios en el poder por estar cerca de alguno de estos exfuncionarios, o del mismo Miguel Barbosa y su viuda.
Por cierto, algunos de ellos hoy informadores muy críticos del barbosismo, aquel grupúsculo político que les dio de comer.
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