Por: Liz Medrano
En Tlaxcala, las mujeres dedican casi el doble de tiempo que los hombres a las tareas domésticas y de cuidado familiar. Así lo revela la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo (ENUT) , elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la cual confirma que las mujeres tlaxcaltecas destinan 66.8% de su tiempo total a labores no remuneradas, mientras que los hombres sólo el 33.2%.
A nivel nacional, la diferencia se traduce en que por cada hora que las mujeres invierten en actividades del hogar, los hombres apenas dedican 25 minutos. En el caso de Tlaxcala, la brecha de género en el tiempo total de trabajo alcanza 5.5 horas semanales, una de las más amplias del país, solo por debajo de Oaxaca, donde las mujeres trabajan 8.4 horas más que los hombres en este tipo de actividades.

Roles de género con raíces históricas
La doctora en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa, María Elizabeth Jaime Espinosa, especialista en estudios sobre la mujer tlaxcalteca del siglo XIX, explica que este fenómeno tiene raíces históricas. “Esto tiene que ver con la división del trabajo y los roles de género que han mantenido a las mujeres relegadas al espacio privado, asociándolas con la maternidad y la crianza. Ya estamos en el siglo XXI y en los hogares esto sigue ocurriendo”, enfatiza.
Educación y costumbres, una barrera que persiste
La falta de acceso a la educación durante siglos profundizó esta desigualdad. Según la historiadora, fue hasta el siglo XX, con la educación laica establecida por la Constitución de 1917, cuando las mujeres pudieron incorporarse más plenamente al ámbito educativo. Sin embargo, en Tlaxcala, los usos y costumbres continúan reforzando que las mujeres se preparen menos y asuman responsabilidades domésticas desde temprana edad.
Una jornada sin descanso: el caso de Karina Madre, esposa y encargada de un negocio familiar (abarrotes) en el mercado municipal, Karina, una mujer tlaxcalteca entrevistada por A Tiempo Noticias, vive cada día un maratón de responsabilidades. Su jornada inicia a las 4:30 de la mañana y concluye pasada la medianoche. Entre atender el negocio, cuidar del hogar y brindar apoyo emocional a su familia, su día apenas deja espacio para el descanso.
“No hay un momento libre, todo el día hay algo que hacer”, comenta mientras prepara los pedidos y lista de lo que le falta antes del amanecer.
Su testimonio refleja las estadísticas del INEGI que señalan que, en México, el 98.3% de las mujeres realiza trabajo doméstico, frente al 96.3% de los hombres, y que el 70.9% de las mujeres se encarga del cuidado familiar, contra el 64.2% de los hombres.
Usos y costumbres que frenan la igualdad
Elizabeth Jaime subraya que los “usos y costumbres” son una barrera cultural para la equidad. Desde la infancia, a los niños se les enseña a ser productivos y exitosos, mientras que a las niñas se les orienta a cuidar el hogar. “Si se pagara por el trabajo doméstico sería muy costoso en términos económicos, pero incluso hoy se sigue considerando como algo que no es importante”, puntualiza la historiadora.
El costo invisible del trabajo no remunerado
La ENUT Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo mostró que, en promedio, las mujeres destinan 16.7 horas más a la semana que los hombres al trabajo doméstico para el propio hogar. Esta diferencia equivale a más de dos jornadas laborales formales. Sin embargo, al no ser remunerado, este esfuerzo no se traduce en independencia económica ni en reconocimiento social.
Aunque México ha avanzado en materia de igualdad de género, las cifras del Inegi reflejan que las mujeres continúan cargando con la mayor parte del trabajo no remunerado. La persistencia de los roles tradicionales, sumada a la falta de reconocimiento económico y social de estas labores, sigue siendo un obstáculo para alcanzar una verdadera equidad en los hogares tlaxcaltecas y del país.