Mohammed Ben Sulayem fue reelegido sin oposición como presidente de la Federación Internacional del Automóvil, después de que sus rivales acusaran que las reglas electorales los dejaron fuera de la contienda. La votación se realizó durante la asamblea general del organismo en Taskent, Uzbekistán.
Con este resultado, Ben Sulayem inicia un nuevo mandato de cuatro años al frente de la FIA, en un periodo marcado por desacuerdos con pilotos de Fórmula 1 y cambios frecuentes dentro de la estructura interna del organismo.